Salto con pértiga Juegos Olímpicos de Verano Londres 2012.
Al indagar los orígenes del salto con pértiga,
descubrimos que esta disciplina recuerda un gran número de actividades dentro
de la rama de atletismo. La vocación de este tipo de salto parece haber sido la
superación de obstáculos horizontales. Por otro lado, la forma de saltos de
longitud con pértiga fueron organizadas en determinadas competiciones a
principios del siglo XIX. Los ingleses fueron los primeros en transformar este
salto, dándole su vocación “vertical”. Hacia 1850, organizaban un “salto con
pértiga con impulso” en que los competidores estaban autorizados a trepar por
la pértiga durante el salto. Esta forma de práctica permaneció durante mucho
tiempo como la única utilizada y no se prohibió hasta 1889.
Un francés, Fernand Gonder, obtuvo uno de los primeros
record del mundo con un salto de 3,74 m en 1905. Pero muy pronto el récord
cruzó el Atlántico. Seguidamente a la evolución de este récord se produjo una
mejora constante del material; la pesada pértiga (más de 10 Kg.) dotada de un
clavo, se aligeró progresivamente. El bambú le sucedió y se generalizó desde
1905. Luego apareció el cajetín de batida.
Entonces llegó Cornelius Warmerdam (EE.UU.), que llevará el récord hasta 4,77 m en 1942. El año 1950 ve la aparición de las pértigas metálicas (aleación cobre-aluminio), que ya ofrecen cierta flexibilidad. Con la ayuda de la pértiga Bob Richards se hizo con dos títulos olímpicos (Helsinki y Melbourne). El último recordman del mundo antes de la aparición de la fibra de vidrio es el americano Don Bragg, que alcanzó 4,80 m en 1960.
El récord pasa a 5 m en 1963 (Sternberg, EE.UU.),
luego a 5,20 m en 1964 (Pennel, EE.UU.), 5,36 m en 1967 (Seagren, EE.UU.), etc.