31 de Diciembre de 2019
Adios, auf Wiedersehen, ciao, au revoir, good bye, さようなら, до свидания.
Mañana Despedimos al 2019... Y damos la bienvenida al 2020…
Como cada año Google publicará mañana su logo de Nochevieja para celebrar el fin de año en todo el mundo y hoy nos adelantamos un poquito para publicarlo. Y como en otras ocasiones mostraros las costumbres y las formas de comenzar el año en varios países del mundo.

Un Festejo Casi Mundial Es la tradición de brindar con las doce campanadas del Año Nuevo. Se descorcha una botella de champagne o cava y con el brindis, los buenos deseos para el año entrante.


En Argentina y Uruguay, La tradición manda despedir el año con fuego. Por una parte, están los cohetes y demás elementos pirotécnicos; por otro lado, los muñecos de madera, tela y papel, que los argentinos construyen con la mejor de las intenciones pese a saber que acabarán siendo pasto de las llamas. Y es que quemar estos muñecos es un rito purificador, una forma de deshacerse de todo lo malo que trajo el año que acaba.
En Ecuador se celebra comiendo doce uvas a las 12 en la noche del 1 de enero. Se queman los tradicionales "años viejos" dónde en cualquier parte se escribe las cosas malas que pasaron en el 2015, para quemarlos. También a las doce los fuegos artificiales son protagonistas en la llamada "La hora de la Luz".
El 31 de diciembre, los protagonistas en Colombia son los agüeros. O lo que es lo mismo, una serie de "recetas" populares destinadas a cargar las pilas con energía positiva para el año que empieza. Las hay para todos los gustos: recibir la medianoche de pie, por ejemplo, para tener suerte y salud; dar un portazo cuando suenan las doce para alejar de la casa a los malos espíritus; besar en primer lugar a una persona del sexo opuesto para obtener buena fortuna.

En Perú, es común la elaboración de muñecos o monigotes que representan el año viejo. Cuando llega la medianoche, se acostumbra quemar un monigote que representa el año que termina o Año Viejo y se lee su testamento. Está celebración suele estar acompañada de fuegos artificiales (los populares “castillos”, estructuras de madera o “caña” llenos de artefactos pirotécnicos). También la ropa interior a llevar debe ser de color amarillo y del revés.

El Año Nuevo brasileño guarda una estrecha relación con el mar. La gente acude a las playas a ver los fuegos artificiales; algunos visten de blanco o saltan por encima de siete olas porque creen que eso les dará suerte, y también lanzan flores al agua mientras piden un deseo. En Copacabana, las filhas do santo (sacerdotisas africanas) encienden velas y echan al mar barquitos cargados de regalos y flores. Que el mar se los lleve es un presagio de buena fortuna para el año que empieza.
En Francia en Nochevieja, infinidad de parisinos salen a la calle para despedir el año. El lugar de concentración por excelencia son los Campos Elíseos: desde el Arco de Triunfo a la plaza de la Concordia, la famosa avenida queda atestada de gente dispuesta a recibir el 1 de enero con una buena botella de champagne. Los que se quedan en casa lo tienen más fácil para seguir la tradición: a medianoche hay que besarse y abrazarse bajo una rama de muérdago para conseguir buena fortuna en el año que llega.

Pasar la Nochevieja en Londres presenta varias opciones: unos se concentran para despedir el año en Trafalgar Square o Picadilly Circus; otros prefieren acudir ante el Big Ben para entrar en el nuevo año al ritmo de sus campanadas. A medianoche, la gente entrelaza sus brazos y todos a una entonan una antigua canción llamada "Auld Lang Syne". Al día siguiente, muchos niños se levantan pronto y se lanzan a las calles para deleitar a los vecinos con sus canciones a cambio de monedas o caramelos.
El año nuevo o Hogmanay se celebra de forma peculiar en algunas poblaciones escocesas: los lugareños prenden fuego a un barril y lo hacen rodar por las calles envuelto en llamas; dicen que con ello permiten la entrada del año. En Escocia existe también una tradición llamada "first footing", según la cual la primera persona que entre en una casa el primer día del año determina la suerte de la familia durante los meses siguientes. Para tener fortuna debe ser un hombre moreno, y mucho mejor si es guapo.

Los austríacos despiden el año lanzando fuegos artificiales, bebiendo champán, tirando confeti o serpentinas, repartiendo besos... En definitiva, suelen hacer lo mismo que la mayoría de los humanos en Nochevieja. Si algo les hace diferentes, especialmente a los vieneses, son el típico Vals de Año Nuevo y el Concierto de Strauss que la Filarmónica de Viena ofrece puntualmente cada 1 de enero.
Romper la vajilla no debe de estar mal visto en Dinamarca, por lo menos el día de Año Nuevo... Los daneses suelen aprovechar esa fecha para demostrar a sus seres queridos cuánto les aprecian. Y lo hacen lanzando ante sus casas los platos viejos que han ido acumulando durante el año. El número de buenos amigos que uno tenga será proporcional al montón de platos rotos que encuentre en su puerta.


A los australianos les gusta recibir el año con ruido. Cuando el reloj marca la medianoche, por doquier empiezan a oírse silbidos, claxon de coche, palmadas y campanas de iglesias. El 1 de enero, día festivo para ellos, suelen celebrarlo en el campo o en la playa con picnics, rodeos y competiciones de surf. Y es que la Navidad les pilla en plena época veraniega.

Nada de 12 campanadas. Hasta 108 veces tañen las campanas de los templos japoneses para conmemorar la llegada del nuevo año. Se trata de una tradición cuyo objetivo es liberar del mal, el período que empieza: cada campanada hace referencia a un deseo terrenal que hay que mantener alejado. Las casas se decoran con hojas perennes y bambú, símbolos de vida eterna y honestidad. Dicen también que los japoneses empiezan el año riendo porque creen que eso trae buena suerte.
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