88 aniversario del nacimiento de Edward Gorey.
Google celebra con su logo de hoy el que habría sido el 88 cumpleaños de Edward Gorey sustituyendo las letras de su logo con las letras usadas en su libro titulado The Gashlycrumb Tinies (Los pequeñines macabros).
Edward St. John Gorey nace en Chicago el 22 de febrero de 1925, escritor y artista estadounidense reconocido por sus libros ilustrados llenos de macabros personajes y oscuros gatos de tono macabro pero con cierto sentido del humor.
Desde 1953 hasta 1960 vivió en Nueva York y trabajó para el Departamento de Arte de Doubleday Anchor, ilustrando portadas de libros, como: Drácula de Bram Stoker, La guerra de los mundos de H. G. Wells o el Libro de los gatos habilidosos del viejo Possum de T. S. Eliot.
Edward Gorey fue un artista prolífico y no sólo dedicó su carrera a la ilustración de libros. Relacionado con el mundo de la escenografía y los espectáculos, participó en varios de éstos diseñando escenarios y ocupándose del vestuario. Destacan en este campo sus diseños para el musical de Drácula, por el que ganó el Tony Award como Mejor diseño de vestuario en 1977
La obra de Gorey está repleta de personajes desdichados y con mala fortuna, así como de extrañas criaturas sacadas de su extraordinaria imaginación. Sus dibujos a pluma y tinta, incluían gatos, personajes de la época victoriana y niños condenados en mansiones espeluznantes, sus ilustraciones fueron tachadas de humor negro y han servido de inspiración desde músicos como Nine Inch Nails hasta escritoras como Caitlin R. Kiernan o directores de cine como Tim Burton. El mismo se inspiró en algunas expresiones del arte actual, una vez llegó a decir que Batman la serie animada tuvo una profunda influencia en su trabajo. Después de haber escrito e ilustrado más de 100 libros, Gorey había encontrado un público fiel a sus trabajos.
The Gashlycrumb Tinies (Los pequeñines macabros), es el mejor ejemplo de su particular sentido del humor. Se trata de un abecedario en el que cada letra corresponde a un niño diferente que sufre una muerte de lo más pintoresca.
Al igual que el resto de sus obras, este abecedario está concebido e ilustrado como si fuera un cuento para niños. Dibujos aparentemente inocentes y textos breves y sencillos que contrastan con el argumento de sus historias. Un humor negro de lo más refinado que levantó no pocas polémicas cuando empezó a extenderse al gran público.
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