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jueves, 3 de mayo de 2018

Google realiza un Homenaje muy especial a Georges Méliès



3 de Mayo de 2018
Google realiza un Homenaje muy especial a Georges Méliès

Google homenajea hoy en todo el mundo al cineasta francés Georges Méliès con El primer logo interactivo de 360° y realidad virtual (VR), fruto de la colaboración entre los equipos de Google Spotlight Stories, Google Arts & Culture y de la Cinémathèque française, va dedicado a Georges Méliès, el innovador director de cine e ilusionista francés, para conmemorar la fecha de lanzamiento de la que se considera una de sus mejores obras maestras: À la conquête du pôle (A la conquista del polo, 1912). Méliès lideró muchos desarrollos técnicos y narrativos en los albores de la cinematografía, entre los que destacan el uso de efectos especiales y la creación de algunas de las primeras películas de ciencia ficción.






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Más de cien años después, podemos dar las gracias a la mente innovadora de Georges Méliès por gran parte de las maravillas y de los efectos especiales del cine que vemos hoy en nuestras pantallas. El título de una de sus películas, L'Homme Orchestre (El hombre orquesta, 1900), refleja perfectamente todo lo que fue: dibujante, pintor, caricaturista, ilusionista, director del teatro Robert-Houdin, escenógrafo, humorista, escritor, actor, técnico, amante de la fantasía, visionario de más de 500 películas y propietario del primer estudio acristalado diseñado específicamente para el cine. Participó en todos y cada uno de los aspectos de producción de sus obras: desde dibujar los conceptos de la escenografía hasta dirigir al reparto.

La contribución de Méliès al séptimo arte fue toda una revolución. En una época en la que el cine empezaba a dar sus primeros pasos y prácticamente solo tenía fines documentales, Méliès abrió las puertas del sueño, de la magia y de la ficción con una sola mano combinando los universos de Robert-Houdin con la cronofotografía y la cinematografía de Marey y de los hermanos Lumière. Todo el conjunto de obras de Méliès brilla por su fantasía dinámica, su imaginación sin límites y su alegría irresistible. Los mundos que creó eran intensos, una mezcla única de fantasmagoría, perversidad, trampantojos, ilusiones, llamas, humo y vapor.

En numerosas ocasiones, Méliès se inspiró en hechos reales de la época. Por ejemplo, de su película À la conquête du pôle (A la conquista del polo, 1912) se puede extraer una interpretación cómica y mágica de las entonces recientes expediciones de Amundsen y sus desafortunados rivales. Incluso llegó a construir un "gigante de las nieves" para la película en su estudio acristalado de Montreuil, gigante cuya sola cabeza ya medía dos metros.

Asimismo, Méliès demostró ser un auténtico visionario. Su película Le Voyage dans la Lune (Viaje a la Luna, 1902) es una maravillosa predicción paródica de la llegada del hombre a la Luna, que acabó teniendo lugar 67 años después. Del mismo modo, con Le tunnel sous la Manche ou le Cauchemar franco-anglais (El túnel bajo el canal de la Mancha, 1907), predijo la perforación del túnel del canal mucho antes de que se hiciera realidad. También imaginó y dio forma a varias innovaciones científicas de su época: construyó su propio eclipse solar con la maquinaria del estudio en L'éclipse du soleil en pleine lune (El eclipse: el cortejo entre el Sol y la Luna, 1907), se burló de la medicina moderna en Hydrothérapie fantastique (El secreto del doctor, 1909), montó una planta de energía eléctrica para la escenografía de À la conquête du pôle (A la conquista del polo, 1912) e imaginó la televisión del futuro en Photographie électrique à distance (Fotografía eléctrica a distancia, 1908) muchos años antes.

Méliès, que era un actor increíblemente ágil y un mimo extraordinario, también protagonizó casi todas sus películas. En algunas ocasiones, incluso llegó a multiplicarse en el escenario, como en L'Homme Orchestre (El hombre orquesta, 1900), donde se ven a siete Méliès en el mismo fotograma. Gracias a un truco óptico, incluso hinchó su cabeza hasta hacerla explotar en L'homme à la tête en caoutchouc (El hombre de la cabeza de goma, 1902).

Los dos ejemplos anteriores nos llevan a otra de las principales contribuciones de su mente innovadora: los efectos especiales. La magia que caracteriza hoy en día a George Lucas y Steven Spielberg no hubiera sido posible sin la gran variedad de técnicas que desarrolló Méliès: maquinaria escenográfica, pirotecnia, efectos ópticos, dropouts horizontales y verticales, obturación de la cámara, encadenados y sobreimpresiones, además de trucos y efectos de montaje o de color.



A Méliès le fascinaban las nuevas tecnologías, por lo que siempre andaba detrás de algún nuevo invento. Me imagino que le hubiera encantado vivir en nuestra época, ya que la experiencia cinematográfica es completamente inmersiva y está llena de efectos digitales e imágenes espectaculares. Estoy seguro de que le hubiera halagado ver sus obras en el primer logo de Google en vídeo de 360° y realidad virtual, impulsado por todo el mundo gracias a un nuevo medio con poderes mágicos ilimitados.

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