31 de Diciembre de 2017
Adios, auf Wiedersehen, ciao, au revoir, good bye, さようなら, до свидания.
Despedimos al 2017... Y damos la bienvenida al 2018…
Hoy es Nochevieja y desde este modesto blog quiero brindar con vosotros, como es tradición, para celebrar la llegada del año nuevo. Atrás queda un año más... ¡Con alegrías y tristezas!, pero llega uno nuevo, donde grandes cambios están por llegar, estáis a punto de vivir 365 días de nuevas historias, y desde aquí os deseo que todas ellas sean maravillosas.

Un Festejo Casi Mundial Es la tradición de brindar con las doce campanadas del Año Nuevo. Se descorcha una botella de champagne o cava y con el brindis, los buenos deseos para el año entrante.

Los mexicanos cantan, bailan y se divierten hasta altas horas de la madrugada para despedir el año. Como en todas partes. Claro que ellos combinan estas celebraciones con algunas tradiciones peculiares. Hay quien acostumbra a barrer la casa esa noche para que el nuevo año sólo traiga suerte "limpia". Otros aseguran que pasearse esa noche con una maleta favorecerá los viajes en los meses siguientes. Otros insisten en llevar ropa interior roja para hallar el amor.

En Ecuador se celebra comiendo doce uvas a las 12 en la noche del 1 de Enero. Se queman los tradicionales "años viejos" dónde en cualquier parte se escribe las cosas malas que pasaron en el 2015, para quemarlos. También a las doce los fuegos artificiales son protagonistas en la llamada "La hora de la Luz".
El 31 de diciembre, los protagonistas en Colombia son los agüeros. O lo que es lo mismo, una serie de "recetas" populares destinadas a cargar las pilas con energía positiva para el año que empieza. Las hay para todos los gustos: recibir la medianoche de pie, por ejemplo, para tener suerte y salud; dar un portazo cuando suenan las doce para alejar de la casa a los malos espíritus; besar en primer lugar a una persona del sexo opuesto para obtener buena fortuna.
En Venezuela Nochevieja es el momento perfecto para que los venezolanos estrechen lazos de amistad con quienes les rodean. Y nada mejor que la "hallaca", un plato especial que ellos mismos preparan, para demostrarlo: regalarla es una forma de desear buena suerte para el año que llega. También es costumbre escribir los deseos en una carta que, ya en enero, cada uno quema para asegurarse de que nadie más pueda leerla.

En Chile algunas personas han adoptado la tradición de comer lentejas en la medianoche y en ciertos lugares, cuando comienzan los fuegos artificiales, agitar y luego abrir el champagne junto a los familiares. Hay muchas tradiciones, una de ellas es la quema de monigotes, que consiste en que durante la medianoche del cambio de año se quema un monigote realizado con materiales de desecho, principalmente de papel y ropa vieja. La costumbre ocurre particularmente en las regiones del norte de Chile, desde Arica hasta La Serena.
El Año Nuevo brasileño guarda una estrecha relación con el mar. La gente acude a las playas a ver los fuegos artificiales; algunos visten de blanco o saltan por encima de siete olas porque creen que eso les dará suerte, y también lanzan flores al agua mientras piden un deseo. En Copacabana, las filhas do santo (sacerdotisas africanas) encienden velas y echan al mar barquitos cargados de regalos y flores. Que el mar se los lleve es un presagio de buena fortuna para el año que empieza.

Los italianos inician la "notte di Capodanno" con una tradicional cena en la que las lentejas son plato imprescindible si se quiere tener un año nuevo repleto de buena fortuna. Esa noche, muchas mujeres reciben como regalo lencería roja, que supuestamente les traerá suerte en el año que llega. Y en algunos lugares como Roma y Nápoles es costumbre también lanzar trastos viejos por la ventana: es una forma de terminar con el pasado y expresar el deseo de empezar una nueva etapa con buen pie.
Pasar la Nochevieja en Londres presenta varias opciones: unos se concentran para despedir el año en Trafalgar Square o Picadilly Circus; otros prefieren acudir ante el Big Ben para entrar en el nuevo año al ritmo de sus campanadas. A medianoche, la gente entrelaza sus brazos y todos a una entonan una antigua canción llamada "Auld Lang Syne". Al día siguiente, muchos niños se levantan pronto y se lanzan a las calles para deleitar a los vecinos con sus canciones a cambio de monedas o caramelos.
El año nuevo o Hogmanay se celebra de forma peculiar en algunas poblaciones escocesas: los lugareños prenden fuego a un barril y lo hacen rodar por las calles envuelto en llamas; dicen que con ello permiten la entrada del año. En Escocia existe también una tradición llamada "first footing", según la cual la primera persona que entre en una casa el primer día del año determina la suerte de la familia durante los meses siguientes. Para tener fortuna debe ser un hombre moreno, y mucho mejor si es guapo.

Los austríacos despiden el año lanzando fuegos artificiales, bebiendo champán, tirando confeti o serpentinas, repartiendo besos... En definitiva, suelen hacer lo mismo que la mayoría de los humanos en Nochevieja. Si algo les hace diferentes, especialmente a los vieneses, son el típico Vals de Año Nuevo y el Concierto de Strauss que la Filarmónica de Viena ofrece puntualmente cada 1 de Enero.
Romper la vajilla no debe de estar mal visto en Dinamarca, por lo menos el día de Año Nuevo... Los daneses suelen aprovechar esa fecha para demostrar a sus seres queridos cuánto les aprecian. Y lo hacen lanzando ante sus casas los platos viejos que han ido acumulando durante el año. El número de buenos amigos que uno tenga será proporcional al montón de platos rotos que encuentre en su puerta.

Para los niños rusos, el Año Nuevo viene a ser como la Navidad para la mayoría de los niños europeos. Y es que ese día pasa por sus casas el Abuelo del Hielo, una especie de Santa Claus o Papá Noel autóctono que recorre el país repartiendo dulces, juguetes y muñecas matriuskas. Para conseguir estos regalos, los niños suelen bailar alrededor del árbol navideño y recitarle poemas al Abuelo del Hielo
A los australianos les gusta recibir el año con ruido. Cuando el reloj marca la medianoche, por doquier empiezan a oírse silbidos, claxon de coche, palmadas y campanas de iglesias. El 1 de enero, día festivo para ellos, suelen celebrarlo en el campo o en la playa con picnics, rodeos y competiciones de surf. Y es que la Navidad les pilla en plena época veraniega.
Los sudafricanos hacen sonar las campanas de las iglesias y disparan salvas al cielo para saludar la llegada del nuevo año. En algunas partes del país, esta fiesta se celebra con aires de carnaval: la gente se disfraza y sale a la calle dispuesta a divertirse y bailar al ritmo de los tambores.
